¿Qué hacer si mi amigo me dice que ha dejado de beber alcohol?

Pongamos que empieza junio. Suben las temperaturas, las tardes se alargan, las terrazas se llenan y quedar con tu gente a las ocho se convierte en una rutina casi sagrada.

Y tu amigo de siempre, ese con el que cerrabas todos los bares y te ibas el último, el que nunca rechazaba una caña, te cuenta que está en un proceso terapéutico para dejar de beber.

Puede que al principio te parezca una exageración o una tontería, incluso algo muy extremista. Puede, en algún momento, hasta enfadarte, porque… ¿cómo va a estar todo el verano sin beber? ¿Qué planes vais a hacer?

Es una exageración para mí, pero… ¿hay algo que no sé?

Hemos compartido muchas situaciones con nuestro amigo en las que ha habido consumo de alcohol, y nunca hemos visto nada extraño. No bebe más de lo que puedo beber yo.

Dejar radicalmente el alcohol nos puede parecer extremista, pero no debemos olvidar que hablamos de una sustancia totalmente normalizada en nuestra sociedad, y que no deja de ser una droga como cualquier otra. Aunque hayamos estado presentes cuando él bebía, no sabemos qué es lo que emocionalmente le desata el consumo, ni las consecuencias que puede tener para él en su vida diaria.

La primera recomendación que te hacemos desde aquí es que, directamente, le preguntes a esa persona importante para ti qué le ha llevado a tomar esta decisión. Con eso, muchos de los interrogantes que tienes se resolverán, y quizás puedas comprender mejor de dónde viene todo esto.

Cuando se toma la decisión de ir a terapia para deshabituarse del consumo de alcohol, normalmente se tarda mucho en pedir ayuda, y conlleva mucho miedo. Si una persona de tu entorno te lo cuenta y te pide apoyo, es porque ha depositado en ti una gran confianza.

¿Cuál es mi rol en todo esto?

Es muy importante tener claro que el cambio de nuestro amigo no es nuestra responsabilidad, pero sí podemos actuar como acompañantes en su proceso y ser un apoyo esencial.

Situaciones de riesgo a las que hay que prestar especial atención:

  1. Fines de semana: Durante la semana, la rutina diaria, el trabajo, y otras obligaciones suelen limitar los planes de ocio y desahogo fuera de casa. Sin embargo, los fines de semana pueden interpretarse como una vía de escape o una explosión tras la contención de los días anteriores.

  2. Terrazas: Por la fuerte asociación entre un bar o terraza y el consumo de alcohol, pueden ser un disparador importante. Habla con tu amigo sobre la posibilidad de sentarse dentro o elegir otro tipo de espacio si eso ayuda a reducir el impulso de beber.

  3. Fiestas: Situaciones de celebración nocturna, con más gente presente, muchas de ellas bebiendo y sin saber del proceso por el que está pasando tu amigo, pueden generar presión e incomodidad.

  4. Comidas o cenas: Son eventos especialmente difíciles para quienes están en proceso de deshabituación, ya que son contextos muy normalizados en los que el alcohol está casi siempre presente.

  5. Viajes: Al igual que los fines de semana, suponen un momento de desconexión de la vida cotidiana y las responsabilidades. Pero estar de vacaciones no significa estarlo también de la terapia.

¿Qué puedo hacer para ayudarle?

Vamos a ver una serie de recomendaciones que pueden ser beneficiosas:

(Si estás viviendo esta situación con tu pareja en lugar de un amigo, quizá te interese leer este otro artículo sobre cómo ayudar a tu pareja cuando bebe demasiado).

  1. No ofrecer alcohol ni compartir: Pueden darse situaciones de riesgo en las que la persona tenga ganas de consumir alcohol y, por tanto, se exponga a una recaída. Es importante no ofrecerle alcohol si no te lo ha pedido expresamente, y evitar compartirlo con él en su presencia. En esos momentos, lo más necesario es acompañar y proteger ese límite, no tensarlo.

  2. Proponer alternativas de ocio: Muchos de los planes sociales giran en torno al alcohol. La persona que está dejando de beber puede sentirse distinta, desplazada o incluso sola. Una gran fuente de apoyo puede ser proponer actividades donde el alcohol no esté presente: ir al cine, hacer caminatas, rutas, visitas culturales, talleres, etc.

  3. Hablar de cómo se siente: En lugar de centrarse únicamente en si tiene o no ganas de beber, intenta abrir espacio para hablar sobre cómo se siente y qué está pasando emocionalmente en ese momento. A veces, lo que empuja a beber no es el deseo en sí, sino una emoción difícil de sostener.

  4. Evitar la sensación de control externo: Compartir alcohol pensando que "controlas" la situación puede dar una falsa sensación de seguridad. Es importante entender que el control debe venir de la propia persona, no de quienes le rodean. Por eso, es fundamental apoyar la opción de no beber, sin excepciones ni “solo por hoy”.

  5. No rememorar fiestas “épicas” con alcohol: Evita idealizar momentos pasados relacionados con el consumo. En este proceso, es común echar de menos la versión desinhibida de uno mismo o pensar que los demás ya no te ven igual. Recordar ese tipo de fiestas puede activar recuerdos difíciles de gestionar o generar deseos de volver a esos contextos.

  6. Reforzar lo positivo: Hazle saber lo que valoras de él en esta nueva etapa. Aunque parezca evidente, muchas personas que están dejando el alcohol sienten que se han vuelto un estorbo, o que ahora aburren a los demás. Reforzar verbalmente los cambios positivos que percibes puede marcar una gran diferencia en su autoestima y motivación. Además, es bueno haerle saber que cada vez hay más personas, incluso conocidas públicamente, que están tomando decisiones similares y ayudando a cambiar la percepción social sobre el consumo. Puedes ver algunos ejemplos en este artículo sobre famosos que no beben alcohol.

Acompañar no es fácil, y está bien decirlo

Acompañar a alguien que ha decidido dejar de beber no siempre es sencillo. Aunque no estés en el centro del proceso, también te toca de cerca.

Es posible que, sin esperarlo, empiecen a aparecer emociones como:

  • Culpa, por no haberte dado cuenta antes. Puedes leer más sobre este tema en nuestro artículo sobre culpa en familiares de personas con adicciones.

  • Responsabilidad, por sentir que ahora todo depende un poco de ti.

  • Cansancio, por el esfuerzo emocional que supone estar disponible.

  • Aburrimiento, al cambiar los planes, las dinámicas y los espacios compartidos.

Sentir todo esto no te hace peor amigo, ni menos válido como apoyo. Al contrario: significa que te importa, que estás implicado, y que también estás atravesando un proceso.

Recuerda que acompañar no es tener todas las respuestas. Es estar ahí, desde el respeto, la empatía y los límites. Y si en algún momento no sabes cómo seguir, está bien pedir ayuda. Acompañar también merece ser acompañado.

¿Necesitas orientación para acompañar a alguien que está dejando el alcohol?

Estamos aquí para ayudarte. Si te han surgido dudas sobre cómo apoyar a una persona cercana en su proceso de dejar de beber, o si tú también necesitas un espacio para entender lo que estás sintiendo, puedes contactarnos a través del siguiente formulario.
Acompañar también merece apoyo.

Siguiente
Siguiente

Verano y adicciones: ¿Qué pasa con la terapia en vacaciones?