¿Cómo afecta mi adicción a mis hijos?
Una adicción es un acto repetitivo y compulsivo caracterizado por una relación de necesidad o de dependencia con algún objeto de adicción. En el artículo de hoy haremos énfasis en cómo las adicciones por consumo de sustancias impactan en los hijos.
Cuando hablamos de adicción no necesariamente estamos haciendo referencia a casos de alto nivel de riesgo o gravedad. A menudo, puede confundirse la definición de adicción y sólo vincularse a casos extremos. Sin embargo, una adicción también se produce a otras escalas.
Los impactos de una adicción en el ámbito familiar
Partiendo de la definición propuesta al inicio de este artículo, una adicción por consumo de sustancias puede manifestarse en función de la relación que la persona crea y sostiene en el tiempo con una droga. Este hecho nos permite visibilizar como adicción a situaciones en las cuales las consecuencias no son fatales ni de gran gravedad pero que traen aparejados efectos negativos. Estas consecuencias se producen a nivel físico, psicológico, laboral, social y también familiar.
La dependencia a una droga genera diversos impactos en este último aspecto. La vida familiar se ve alterada cuando una adicción irrumpe en su cotidiano vivir.
Por ejemplo, la pareja de una persona adicta puede padecer miedo, angustia, ansiedad, problemas físicos, insomnio. Puedes obtener orientación para parejas leyendo este artículo.
Hoy enfatizaremos específicamente en las repercusiones de una adicción en los hijos de la persona adicta.
Los aprendizajes que los hijos incorporan están relacionados con lo dicho por los padres: límites impuestos, valores inculcados, retos, consejos, orientaciones. Sin embargo, gran parte de lo aprendido se vincula a los actos observados. Actos llevados a cabo por los padres que pueden entrar en contradicción con lo dicho a través de las palabras.
El riesgo de dar un doble mensaje
Cuando los padres tienen un vínculo habitual con ciertas sustancias, los hijos pueden llegar a interpretar que es normal consumirlas. Esa normalización del consumo de sustancias puede ir creando la percepción de que ellas son inocuas o necesarias.
Un padre o una madre pueden tener un consumo de sustancias naturalizado como parte de una actividad recreativa o como método de escapatoria luego de una jornada laboral agotadora o de una semana de estrés. Los hijos pueden adquirir ese aprendizaje.
Cuando los padres prohíben a sus hijos consumir bebidas alcohólicas pero en sus actos colocan al alcohol como algo natural, es probable que los hijos terminen normalizando el consumo al igual que los padres.
Es así como a pesar de que los padres les digan a sus hijos que no deben beber porque “hace mal”, los niños y adolescentes puede aprender el mensaje contrario; mensaje que se brinda no con palabras, sino con hechos concretos.
Nunca olvides, los jóvenes aprenden más por modelos que por palabras: actúa como quieres que ellos actúen en el futuro. De nada sirve decir: No cruces el semáforo en rojo si luego te van a ver cruzándolo. Ellos acabarán cruzándolo en rojo por mucho que tu le digas que no lo hagan.
En todo caso, es el hogar familiar uno de los primeros espacios en donde se puede hacer prevención de adicciones. Para ello, se debe prestar mucha atención a lo que se dice en comparación a lo que se hace. De esta manera, se evitará caer en incoherencias y contradicciones que confunden a los niños respecto al consumo de sustancias.
Si los padres ubican a una sustancia como algo necesario, por ejemplo para divertirse, para descansar o para relajarse, se puede caer en el riesgo de que los hijos incorporen esa misma interpretación.
¿Cómo impacta mi adicción en mis hijos?
Una adicción además de caracterizarse por la dependencia, también está vinculada a una falta de control y de puesta de límites a uno mismo. Esta situación puede contaminar la relación con los hijos de manera tal que repercutan con desobediencia o falta de respeto hacia los padres.
La pérdida de autoridad puede ser consecuencia del acto compulsivo y adictivo que coloca al vínculo paterno en una posición con características negativas: vergüenza, desconfianza, impotencia, falta de figuras de autoridad, escasa o nula contención afectiva.
Los efectos en los hijos pueden darse en una amplia variedad de formas:
Miedo, ansiedad, pánico, si el padre consumidor se comporta de forma agresiva.
Preocupación por la salud del padre o madre, si se advierten conductas de riesgo, como por ejemplo, conducir a alta velocidad o retirarse de la casa y no volver por horas o días.
Tristeza o angustia, si los hijos se sienten abandonados o menospreciados por sus padres en consumo.
Adopción de roles adultos a temprana edad.
Manifestaciones en contexto escolar: dificultades en el proceso de aprendizaje, déficit de atención.
Trastornos de la alimentación y/o del sueño.
Conductas agresivas, impulsividad, escasa tolerancia a la frustración.
¿Cómo afecta mi consumo de alcohol en mis hijos?
El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central. Si bien un primer efecto de su ingesta es de desinhibición, luego aparece el denominado bajón. Llega la somnolencia, la fatiga, la alteración en la coordinación psico-motriz, en la atención y la memoria.
Esto implica cambios de ánimo y de carácter en la persona que consume. Como consecuencia directa puede comportarse con actitudes agresivas o de desinterés hacia los hijos.
Además de los efectos inmediatos de la sustancia ya mencionados, tenemos que tener en cuenta que vivimos en sociedades donde el alcohol ya está muy socializado, si además de en la sociedad lo está en casa, es muy probable que ellos hagan uso del alcohol.
¿Cómo afecta mi consumo de cannabis en mis hijos?
El cannabis, también es una sustancia depresora del sistema nervioso central. Por ello es que los consumidores suelen relacionarlo con la relajación y la disminución del estrés. Sin embargo también produce alteración en la memoria, en la atención y en la percepción.
En este intento por reducir estrés y ansiedad, el consumo de cannabis suele dar lugar a una desconexión respecto a las propias emociones y también hacia los seres queridos, incluyendo a los hijos. Esto puede devenir en un distanciamiento entre padres e hijos.
Además cabe recordar que el uso de cannabis puede producir problemas respiratorios, alteración de las funciones cognitivas y producción de alucinaciones.
¿Cómo afecta mi consumo de cocaína en mis hijos?
La cocaína es una droga estimulante, que produce una excitación psico-física. Altera la conciencia y la percepción de la realidad. Uno de sus efectos es la potencial producción alucinatoria, por lo general de carácter paranoide, de persecución, generadora de pánico y ansiedad. Esta sensación de potencial riesgo, se ve reflejada en un riesgo concreto para los hijos que presencien una situación de estas características. En ella suele primar la desesperación y preocupación por parte del consumidor; sensaciones que son trasladadas a los hijos que se encuentren formando parte de la escena.
El aprendizaje obtenido alrededor del consumo puede dar lugar a futuros consumos de parte de los hijos. Si estos no logran vincularse de modo diferente o evitar el consumo, los hijos que aprenden que sus padres necesitan consumir una droga para determinado fin, pueden entender que esa es la manera “correcta” de lograrlo.
Por ejemplo, si un hijo aprende que el uso de cannabis ayuda a relajarse y a calmar el estrés luego del trabajo, puede incorporar el consumo de marihuana como el camino “normal” para lograr ese estado.
Para finalizar, es importante visibilizar las consecuencias que genera una adicción en la familia, en especial en los hijos; resaltar la participación de los padres en la prevención de las adicciones y tomar conciencia acerca de qué se comunica en torno a esta temática:
Una adicción es un problema de salud. En Ahora Psicoterapia podemos ayudarte a superar tu adicción.
Las sustancias no son inocuas, siempre generan efectos en el organismo.
Las sustancias no son necesarias. Exceptuando las sustancias que sean parte de un tratamiento psico-farmacológico, nunca son necesarias. Es importante que los adultos comprendamos y comuniquemos esa cuestión. No se necesita alcohol o cocaína (ni ninguna otra droga) para divertirse más, ni cannabis para relajarse.
Si tienes problemas en relación a tu consumo de sustancias, puedes solicitar tu primera consulta gratuita aquí, en Ahora psicoterapia podemos ayudarte.
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