¿Es necesario un psicólogo para dejar la cocaína?

La cocaína es una sustancia psicoactiva estimulante, con un gran potencial adictivo. Esto significa que cuando alguien la consume, presenta cambios significativos en su organismo y en su comportamiento y corre el riesgo de padecer una adicción, ya que se trata de una droga con alta capacidad de producir dependencia física y psicológica.

Por un lado, produce la alteración del Sistema Nervioso Central, generando en un primer momento una hiper-excitación psicomotriz, sensación de euforia, de excesiva energía.. También aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria y la temperatura corporal.

Además, y no es un dato poco relevante, el consumo de cocaína puede alterar la conciencia y la  percepción y de esta manera generar alucinaciones, poco gratas, de carácter persecutorio, lo cual genera altos montos de ansiedad, ataques de pánico, confusión mental, pérdida de control racional y pensamientos paranoides.

A nivel comportamental, el consumo de cocaína también produce grandes alteraciones: irritabilidad, impulsividad, agresividad, dependencia, síndrome de abstinencia, ansiedad, insomnio, pérdida del apetito.

Cuando establecemos que una persona padece una adicción a la cocaína, tomamos en cuenta varios criterios. Por un lado, la dependencia física y psicológica que ésta produce, es decir, la persona consumidora siente que la necesita, siente que su cuerpo y mente la necesitan.

Además, al no abastecerse de dicha sustancia, se producen los síntomas de la abstinencia, signos muy desagradables que se dan como consecuencia del cese del consumo. Frente a la dependencia a la sustancia, al no poseerla y no consumirla, la persona se siente irritada, desesperada, inquieta, ansiosa.

Por otro lado, si hay adicción, hablamos de actos compulsivos. La compulsividad provoca que la persona repita una y otra vez ese mismo acto, el de consumir cocaína, de forma impulsiva, aun sabiendo que esta conducta puede traerle como consecuencia efectos negativos y nocivos.

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¿Qué hace el psicólogo en una terapia para dejar la cocaína?

Teniendo en cuenta todo lo antes expresado, podemos ver cómo el consumo de cocaína, al igual que el desarrollo de cualquier adicción, genera consecuencias negativas y problemas en diferentes aspectos de la vida de la persona consumidora, ya sea en su cuerpo, su mente, sus vínculos, su trabajo o su conducta.

El psicólogo podrá acompañar el proceso de cese del consumo y todo lo que esta decisión trae por añadidura.

Dejar de consumir cocaína no es fácil. Con la ayuda de un profesional especialista en adicciones, la persona podrá ir construyendo nuevas reflexiones sobre su consumo, la función específica e individual que la cocaína desarrolla en su vida y pensar alternativas de acción a su consumo.

A través de la psicoterapia, de la puesta en palabras de su malestar, de sus angustias, miedos, frustraciones y de la escucha activa del psicólogo, la persona re-pensará su conducta adictiva, evaluará todos los aspectos negativos de continuar realizándola y todo lo positivo que produce el ponerle freno a su consumo.

Se podrá visibilizar qué es lo que el paciente busca y cree obtener del consumo de cocaína:

¿Adrenalina?

¿Sentirse mejor consigo mismo?

¿Aumentar su autoestima?

¿Aumentar su energía?

¿Mantenerse despierto muchas horas más respecto a lo que el cuerpo naturalmente soportaría?

¿Sentirse con mayor autoconfianza, desinhibido, exitoso?


Es importante desandar el camino construido en torno al consumo de cocaína, indagar acerca de qué función cumple dicho consumo y plantearse nuevas acciones, cambios que le permitan vivir mejor y sin consumo de cocaína.

Por ejemplo, si la persona presenta baja autoestima y refiere que cuando consume cocaína se siente mejor, con más ánimo y energía, se trabajará terapéuticamente sobre esa percepción y asociación que ha realizado.

Hasta este momento, en la mente de la persona el consumo de cocaína representa éxito, buen ánimo, alta autoestima.

Pero lo que genera es todo lo contrario: una falsa sensación gratificante, una satisfacción momentánea y un placer que durará poco, hasta que estos efectos se terminen y la persona se vea invadida por pensamientos negativos y no deseados y por una sensación de “bajón”, de gran vacío, tristeza y frustración.

Sobre todos estos aspectos puede trabajar el psicólogo en conjunto con el paciente, a favor del fortalecimiento de la autoestima, la reflexión sobre la dependencia a la cocaína y el rol que cumple esta sustancia en su vida, el control de impulsos y la construcción de cambios y nuevos hábitos que le faciliten un desarrollo saludable de la vida, sin cocaína.

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