7 consejos para dejar la cocaína

La cocaína es una droga con una fuerte capacidad adictiva y que se asocia fácilmente a diferentes ambientes y situaciones.

El vínculo que se crea entre la coca y los contextos en los que se consume es tan poderoso que con el tiempo va resultando más y más difícil desvincularlo.

Por ejemplo, si estamos acostumbrados a consumir cocaína en el bar que está al lado de la oficina y con compañeros de trabajo, con el tiempo será difícil exponerse a esa situación sin consumir. Igual ocurre si lo hacemos en el salón de casa cuando todos se han acostado o si lo hacemos cada vez que tenemos una discusión de pareja: nos será muy difícil vivir estas situaciones sin consumir o sentir fuertes deseos por hacerlo.

Romper este vinculo es complicado y la fuerza de voluntad por si sola no suele ser suficiente. Si estás pensando en abandonar este mal hábito necesitas un buen plan. Aquí van siete consejos para salir victorioso/a.

Si por el contrario crees que tu pareja consume cocaína te recomendamos que leas este artículo de nuestro blog para orientarte.

1. Reconocer que existe un problema.

Se trata de uno de los pasos más importantes y complicados de dar. Admitir un problema supone una serie de emociones que en ocasiones son difíciles de gestionar, por ejemplo:

  1. La tristeza y la culpa por sentir que hemos hecho algo mal y que nos hemos equivocado.

  2. El miedo por no saber cómo gestionar esta situación y la incertidumbre acerca de cómo va a reaccionar nuestro entorno si conoce el problema.

  3. La ira contra nosotros/as mismos/as y contra los demás, debido a la incapacidad de controlar la situación en el pasado y en el presente. Es común estar irritables e irascibles y responder de forma inadecuada ante situaciones relativamente normales.

Gestionar este torrente emocional se convierte en un trabajo muy duro para nuestro cerebro, por lo que aparece un mecanismo de defensa casi automáticamente que consiste en llenarse de justificaciones y escusas acerca de nuestro comportamiento y de compararse con personas que están “mucho peor que nosotros“. De esta forma nuestra mente trata de convencernos de que lo mejor es no cambiar, para finalmente no exponerse a estas emociones desagradables. No te preocupes, este es un proceso normal, simplemente se consciente del motivo por el que aparecen estos pensamientos, lucha contra ellos e intenta ignorarlos.

Es común que sientas que reconocer el problema es dar un paso atrás, nada más lejos de la realidad. Reconocer y verbalizar este problema es dar una gran zancada hacia delante, hacia superar tus miedos y empezar a cambiar tus hábitos.

2. Pedir ayuda a la gente que quieres.

Una vez reconocido el problema es lógico pensar que nuestros seres queridos deben ser conscientes y estar informados de nuestro proceso, pues te ayudaría mucho tener a gente con la que hablar de tu situación y con la que desahogarte. Sin embargo es normal que te digas esta frase:

“Si he entrado en esto yo solo/a, salgo yo solo/a“.

Esta frase no deja de ser otro mecanismo de defensa, una barrera que te impide cambiar y afrontar la situación. Camuflamos nuestro miedo a asumir la responsabilidad de nuestras acciones con frases como: “no puedo contárselo a mi madre porque le haría mucho daño“. Por desgracia, este no es un buen afrontamiento de la situación debido a que posiblemente el consumo te ha llevado a ocultar y mentir. Si queremos dejar esta de droga tenemos que cambiar esta actitud y ser completamente honestos con nosotros mismos y nuestro entorno. Para luchar con la frase anterior me gustaría que tuvieras presente esta otra frase:

“Es muy probable que tú solo/a no puedas hacerlo… y si puedes te va a ser infinitamente más difícil. Tienes personas a tu alrededor que harían todo por ayudarte, igual que tú lo harías por ellas: pídeles ayuda”.

Lo más sensato sería crea una red de contactos sanos que sepan cual es tu situación. Una especie de red de protección como la del circo, que nos pueden ahorrar un buen golpe en caso de tener un tropiezo. Utiliza esta red en momento en los que estés de bajón o con muchas ganas de consumir.

3. Mantenerte ocupado fuera del trabajo

Durante las primeras semanas de abstinencia, tener tiempo libre se convierte en nuestro peor enemigo.
¿Por qué ocurre esto? Además de la química cerebral basada en la dopamina que explica el proceso de adicción, nos hemos prohibido algo y eso hace que nos apetezca más. Es como estar a dieta y tener un gran trozo de tarta en la nevera: Posiblemente tenemos hambre todo el día, pero si tenemos tiempo libre y estamos en el sofá es más posible que nos acerquemos a la nevera. Mantén tu cerebro ocupado ya que nuestra mente utilizará los momentos de inactividad para apretarnos y pedirnos que volvamos a consumir.

Por este motivo algunos de nuestros aliados serán:

  1. Planificar cada día la semana con actividades que nos entretengan. Pon especial atención en el fin de semana porque posiblemente tengas más tiempo libre. Tenemos que ser meticulosos en la planificación y no dejar absolutamente nada al azar.

  2. Recuperar hobbies y pasatiempos perdidos no relacionados con el consumo: recupera la guitarra del tratero, haz un puzle, busca esos viejos patines, pinta un cuadro…

  3. Hacer ejercicio físico. El deporte es un gran aliado para tu cuerpo y tu mente. Cuando hagas la planificación semanal incluir ejercicio físico es una tarea prácticamente obligatoria.

  4. Realizar las tareas domésticas. Ordenar tu casa es ordenar tu mente, dedícale el tiempo que merece.

4. Marcarse objetivos a corto plazo.

Llegados a este punto, pensar en el largo plazo puede suponernos un gran malestar. Hacerse a la idea de un futuro sin consumir o con consumo esporádico va a generarnos un estrés con el que no deberíamos lidiar en esta etapa. Céntrate en el futuro inmediato y márcate objetivos semanales.

Para ejemplificarlo: Si quieres correr una maratón tu objetivo no puede ser:

“En 6 meses estaré corriendo 42 kilómetros“.

Sería mucho más efectivo decirte:

“Esta semana voy a correr 7 kilómetros cada día y progresivamente me propondré metas mayores”.

Con esta droga pasa lo mismo: No podemos plantearnos grandes periodos de tiempo sin consumir ya que son objetivos muy exigentes y que generan mucho estrés. En este sentido es mejor marcarse objetivos pequeños, casi diarios, y buscar estrategias para cumplirlos. Por ejemplo:

“Este fin de semana no voy a consumir farlopa, por ello no voy a quedar con mi grupo de amigos que lo hacen todos los fines de semana“.

5. Evitar los lugares asociados al consumo.

Como hemos dicho al principio la cocaína se asocia rápida y fuertemente a los contextos en los que se consume. Por este motivo será más fácil que tengas una recaída si te expones a los lugares en los que ya has consumido o en los que solías hacerlo. Veamos algunos ejemplos:

  • Si solías consumir en el cuarto de baño de un bar: No acudas a ese bar e intenta no pasar por la puerta del mismo. Si este bar está en la ruta de tu casa al trabajo, modifícala para no pasar por delante aunque suponga hacer la ruta más larga.

  • Si tu consumo se producía en el salón de tu casa cuando todo el mundo se había ido a la cama: No te quedes solo en el salón por la noche, subconscientemente tu cerebro ha asociado esa situación al consumo y puede despertar tu apetencia y, aunque no consumas esa noche, puede hacer más probable que consumas otro día.

  • Si siempre consumías los sábados tras una gran comida con amigos: Intenta no darte atracones los sábados. Las sensaciones corporales también se asocian con el consumo y podría propiciarlo.

6. Cerrar las puertas abiertas.

Aunque estés dispuesto/a a hacerlo es posible que hayas dejado “puertas abiertas“ por si en caso de debilidad quieres volver a consumir. Estas puertas se dejan a veces de forma consciente y a veces de forma inconsciente y nos hacen sentir más seguros/as. Sin embargo no es un buen comienzo ni una buena idea. Es importante que des este paso con seguridad y cierres todas las puertas. Algunas puertas que puedes tener abiertas siguientes:

  • Tener el número del “camello“ o de tu proveedor de droga. Te recomendamos que borres el número y elimines las conversaciones que tengas en WhatsApp o cualquier otra red social. Elimina, además, las conversaciones con amigos en las que has podido enviar ese contacto.

  • Guardar un poco de la droga “de rescate“ en el coche o algún lugar de casa para poder usarla en caso de sentir “el mono“. Nuestra sugerencia sería tirar todos los restos que poseas de la sustancia. Consumir de forma esporádica o puntual no es buena idea cuando quieres dejar una droga.

  • No comentarles a tus amigos asociados al consumo que has dejado de consumir.

7. Buscar ayuda profesional.

Dejar la cocaína es un proceso complejo y endeble, además, puede convertirse en un largo camino debido a lo fácil que es cometer errores. La mejor recomendación que podemos hacerte es buscar ayuda profesional de un psicólogo especializado en adicciones.

En ahora psicoterapia te ofrecemos una primera sesión gratuita para informarte de como podemos ayudarte en este camino a abandonar este hábito insano. Además, la terapia se realiza online, por lo que podrás sentirse cómodo/a al no tener que salir de casa o asistir a un centro de terapia al que posiblemente no quieres ir. Accede a tu primera sesión online gratuita a través de este enlace.

 

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