Del uso a la adicción: Conoce los diferentes grados y cómo identificarlos
No hace falta ser un profesional de la salud para haber escuchado mensajes como “yo no tengo problemas con el alcohol, no bebo todos los días”, “¿yo? ¿problemas con la cocaína? ¡Si solo me meto una o dos rayas cuando salgo y no siempre!”, o “yo no estoy enganchado a los porros, solo me fumo uno antes de ir a dormir porque sino no hay manera y lo prefiero a un orfidal”.
¿Cuánto de razón tienen? Pues depende.
El problema con las sustancias no esta única mente delimitado por la frecuencia con la que hacemos uso de la droga o el alcohol sino con otras variables a tener en cuenta.
Con esto, es importante tener también en cuenta que hay grados de intensidad y gravedad cuando hablamos del consumo de sustancias:
Uso de sustancias
Consumo esporádico, de baja intensidad, sin que haya una alteración del día a día. La típica cervecita de terraza que podemos tomar sin mas problema o una noche de sábado que hemos quedado con unos amigos y nos tomamos un par de copas sin mas repercusión. No nos molesta no poder tomarnos una caña un día o incluso preferimos pedir un granizado de limón en alguna ocasión. Lo que tomo no es lo relevante.
Abuso de sustancias
Consumo esporádico o uso regular, pero en grandes cantidades. Comienzan a haber pequeñas alteraciones en las relaciones afectivas o incluso en la vida laboral. Mi pareja se molesta porque me acabo liando cada vez que salgo, aunque sea una vez al mes –“¡es que no sabes beber!” – y puede que ponga alguna excusa para no ir al trabajo por la resaca que tengo… Mi pensamiento ante cualquier fiesta, fin de semana, quedada con amigos, conciertos… puede ir unido a “la cogorza que me voy a coger esta noche”, “me voy a beber hasta el agua de los floreros y me lo voy a pasar de puta madre”.
Dependencia a sustancias
El uso de la sustancia tiene un objetivo claro, es mi herramienta para conseguir algo, y sin la sustancia es casi imposible que lo consiga. Ya puede haber una alteración en el afrontamiento de la vida diaria, cierta depresión ante la abstinencia, paranoia, sensaciones molestas, estrés familiar, e incluso problemas serios laborales. Los objetivos de uso más usuales de las sustancias a este nivel es para ayudar a relacionarme con otros, a sentirme mejor de forma episódica, a aliviar el cansancio, aburrimiento, soledad e incluso el estrés. Hay un pensamiento continuo sobre el futuro consumo, un fuerte deseo y una activación fisiológica ante el consumo. Mi cuerpo ya conoce los efectos de la sustancia y me predispone a ella. Fumarme un porro para dormir ya es una instrumentalización de esa sustancia ¿no?. O quizás tener que beberme unas cuantas copas para poder ser mas divertido…
Adicción a sustancias
Hablamos de un consumo rutinario y compulsivo, afectando en gran medida a varias áreas de nuestra vida diaria, social, familiar, laboral, emocional, económica… Nuestra salud física también se puede ver alterada, con pérdidas o ganancias importantes de peso, problemas neuronales como ataques epilépticos, paranoia, depresión, y pérdida de trabajo de familia y gran dificultad para llegar a fin de mes, si es que se llega. No existe una excusa concreta para consumir, todo es una excusa: situación, persona, emoción, momento del día, falta de trabajo o estrés en el trabajo… Los pensamientos son obsesivos, el objetivo del día es obtener ese rato para consumir. La respuesta fisiológica es automática y poderosa, pero la falta de la sustancia también crea una respuesta fisiológica intensa con el síndrome de abstinencia.
¿Tienes alguna duda?
¿Te sientes identificado en algunos de los últimos puntos: abuso, dependencia o adicción? ¿Te gustaría resolver dudas o cambiar tu estilo de vida? ¿Ves que estas conductas están empezando o hace tiempo ya que empiezan a afectar en tu día a día? Podemos ayudarte. Pide una cita aquí, o ponte en contacto con nosotros a través del siguiente formulario.