¿Es mejor ser inteligente o inteligente emocional?

Antes de que leas nada, imagina que un genio sale del humo de tu café y te hace elegir entre:

A) Tener 100 % de cociente intelectual.

B) Tener 100 % de inteligencia emocional.

C) Tener 50 % de cada una.

Solo puedes elegir una alternativa, ¿Qué eliges? ¿Seguro? De acuerdo.

Imagino que alguna vez habrás oído algo parecido a “Su hijo es súper inteligente, pero el año que viene va a tener que repetir el curso por su mala actitud. Tiene la capacidad, pero no estudia”. El problema no es la inteligencia, el ser humano es inteligente por definición. El quid de la cuestión en este caso estaba en la motivación para estudiar. Lo único que necesitaba era motivarse. Entonces, ¿De qué sirve ser tan inteligente si luego no puedes controlar tus emociones? Ahí es donde entra en juego la Inteligencia Emocional (IE a partir de ahora).

¿Pero qué diferencia hay entre Inteligencia e IE?

Bien, el cociente intelectual es la capacidad de resolver problemas lógicos, mientras que la IE es la capacidad de comprender y regular las emociones. En la vida cotidiana la mayoría de los problemas no tienen una solución lógica. Por ejemplo, si alguien te falta el respeto en medio de una discusión, la lógica te dice que tú también puedes hacerlo. Sin embargo, la IE te ayuda a reaccionar de forma asertiva, es decir, a hacerte respetar sin faltar el respeto a la otra persona. De esta manera, lograrás ahorrarte discusiones innecesarias, hacerte entender mejor, comprender los sentimientos de los demás, tener un mayor autocontrol y en definitiva, sentir mayor satisfacción en tus relaciones con los demás.

¿Y qué relación tiene esto con las adicciones?

La capacidad de autorregulación del comportamiento ha sido objeto de estudio de varias investigaciones al relacionarlo con su deterioro en población drogodependiente. Y, si bien su conservación es lo que permite al individuo anticipar y dirigir su comportamiento, su deterioro provoca un aumento de las respuestas impulsivas. Ahora echa un vistazo al gráfico de abajo.

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Aun así, habrá quien piense que las emociones no son cosas serias ni importantes, y es por eso que estoy escribiendo este post.

Varios estudios determinan que la IE tiene un papel importante en la predicción del éxito profesional y la satisfacción laboral, llega a ser un predictor más potente que el cociente intelectual.

Además, cada vez las investigaciones muestran mayores beneficios de la IE. Varios autores la han relacionado con una mejor salud, tanto física como psicológica. En cuanto a salud física, se ha encontrado que una alta IE puede llegar a mejorar tu salud física más incluso que la dieta y el ejercicio.

Está asociada a la prevención de comportamientos de riesgo para la salud, como pueden ser la promiscuidad y el consumo de drogas.

En cuanto a salud psicológica, diversos estudios hallan que a mayor IE, mayor nivel de bienestar general y menores niveles de estrés.

Rebobina ahora hasta el principio, con el genio y vuelve a pensar qué responderías. Si estás considerando que tanto el cociente intelectual como la inteligencia emocional son importantes, entonces estás en lo cierto. Y, probablemente, ahora que ya sabes más de la IE, te gustaría saber cuánta inteligencia emocional tienes tú. Te animo a que lo averigües con el cuestionario TMMS – 24, que ha sido considerado fiable por varios estudios. Puedes encontrarlo con una rápida búsqueda en google.

¿Pero y cómo aumento mi inteligencia emocional?

Bueno, hay innumerables maneras, una de ellas es contratar los servicios de un psicólogo, quienes son excelentes entrenadores de la IE. Si prefieres hacerlo por tu cuenta, hay varios libros. El más propio de la materia sería “Inteligencia emocional” de Daniel Goleman. No obstante, te recomiendo “Tus zonas erróneas”, de Wayne Dyer. Te dejo los enlaces aquí mismo si quieres comprar estos libros.

Y si te gusta más ver vídeos, puedes ver un resumen animado del libro de Goleman aquí.

Como digo, hay muchas opciones, tú decides.

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Gabriel Martín Guerra

Psicólogo General Sanitario

¿En qué me baso para contar todo esto?

En los siguientes libros y artículos científicos:

  • Cazalla-Luna, N., Ortega-Álvarez, F., y Molero, D. (2015). Autoconcepto e inteligencia emocional de docentes en prácticas. Revista Electrónica de Investigación y Docencia (REID), (14).
  • Extremera, N., y Fernández-Berrocal, P. (2005). Perceived emotional intelligence and life satisfaction: Predictive and incremental validity using the Trait Meta-Mood Scale. Personality and Individual Differences, 39(5), 937-948.
  • Extremera, N., y Rey, L. (2016). Ability emotional intelligence and life satisfaction: Positive and negative affect as mediators. Personality and Individual Differences, 102, 98-101.
  • Houck, C. D., Barker, D. H., Hadley, W., Brown, L. K., Lansing, A., Almy, B., y Hancock, E. (2016). The 1-year impact of an emotion regulation intervention on early adolescent health risk behaviors. Health Psychology, 35(9), 1036.
  • Hülsheger, U. R., Lang, J. W., Schewe, A. F., y Zijlstra, F. R. (2015). When regulating emotions at work pays off: a diary and an intervention study on emotion regulation and customer tips in service jobs. Journal of Applied Psychology, 100(2), 263.
  • Johnson, S. K., y Blanchard, A. (2016). Emotional intelligence and mental health: stress and symptom reporting pathways. Journal of Mental Health Counseling, 38(1), 79-92.
  • Marks, A. D., Horrocks, K. A., y Schutte, N. S. (2016). Emotional intelligence mediates the relationship between insecure attachment and subjective health outcomes. Personality and Individual Differences, 98, 188-192.
  • Mikolajczak, M. (2014). The impact of emotional intelligence on physical health. Personality and Individual Differences, 60, S22.
  • Ruiz‐Aranda, D., Extremera, N., y Pineda‐Galán, C. (2014). Emotional intelligence, life satisfaction and subjective happiness in female student health professionals: the mediating effect of perceived stress. Journal of psychiatric and mental health nursing, 21(2), 106-113.
  • Sánchez-Álvarez, N., Extremera, N., y Fernández-Berrocal, P. (2016). The relation between emotional intelligence and subjective well-being: A meta-analytic investigation. The Journal of Positive Psychology, 11(3), 276-285.
  • Sharma, J., Dhar, R. L., y Tyagi, A. (2016). Stress as a mediator between work–family conflict and psychological health among the nursing staff: Moderating role of emotional intelligence. Applied Nursing Research, 30, 268-275
  • Sony, M., y Mekoth, N. (2016). The relationship between emotional intelligence, frontline employee adaptability, job satisfaction and job performance. Journal of Retailing and Consumer Services, 30, 20-32.
  • Vicente-Galindo, M. P., López-Herrera, H., Pedrosa, I., Suárez-Álvarez, J., Galindo-Villardón, M. P., y García-Cueto, E. (2017). Estimating the effect of emotional intelligence in wellbeing among priests. International Journal of Clinical and Health Psychology, 17(1), 46-55.
  • Walton, B. C. (2016). Is emotional intelligence predictive or entrepreneurial success? (Doctoral dissertation, University of pennsylvania).

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