Te propongo un juego: consigue una bebida alcohólica lo más rápido que puedas. ¿Cuánto crees que tardarías en conseguirla? Posiblemente no tardarías más de dos o tres minutos (eso si no me estás leyendo con una copa de vino en la mano). Solo tendrías que abrir la nevera y coger una lata de cerveza si estás en casa, pedirle al camarero que le “de alegría” a tu cortado si estás en una cafetería o entrar al bazar 24 horas de la esquina al sacar la basura para comprar un cartón de vino, un litro de cerveza o cualquier tipo de destilado, sin que importe mucho la hora o la legalidad de esa acción. Fácil, sencillo y, por desgracia, para toda la familia. Ahora me pregunto… ¿cuántos gritos se pondrían en el cielo si tuviéramos esta facilidad con cualquier otra sustancia?

Vivimos en una sociedad donde el alcohol está totalmente normalizado y socializado. Por decirlo de alguna forma está en nuestras raíces: en nuestras fiestas populares, al entrar y salir del año, al quedar con un compañero de trabajo fuera de la oficina, en los cumpleaños y reuniones familiares que hemos presenciado desde la infancia… Está tan presente que a veces no nos damos ni cuenta, vivimos rodeados de alcohol como un pez vive rodeado de agua y, al igual que el pez, es posible que no te des ni cuenta de ello. Por este motivo voy a lanzar una serie de preguntas que requieren más reflexión de lo que en un principio parece:

  • ¿Cambiaría en algo tu vida si dejaras de beber alcohol?

  • ¿Bebes alcohol porque te apetece o porque es lo que se supone que debes hacer?

  • ¿Te sería fácil dejar de beber alcohol durante dos meses? ¿Y durante seis? ¿Qué tal durante un año completo? ¿Sentirías este año como “perdido”?

No todo el mundo tiene el valor para responder a estas preguntas de forma sincera, pero mucha menos gente tiene el valor de ponerlas a prueba y experimentar sus límites con respecto al alcohol. Si quieres más preguntas para valorar tu relación con el alcohol te recomiendo este otro artículo.

Hoy quiero compartir con vosotros la experiencia y reflexión de Alberto N.A. un chico de 34 años que hizo terapia con nosotros durante el año 2019 y 2020. A pesar de iniciar terapia por consumo de cannabis sin estar, a priori, relacionado con el alcohol, decidió dejar de beber durante un tiempo como experimento personal, con el objetivo de conocerse a si mismo y su relación con esta sustancia y su entorno.

Durante este tiempo en abstinencia de alcohol se dio cuenta de hasta que punto sus relaciones de amistad familiares habían estado vinculadas con el consumo de alcohol. Tras estos seis meses de abstinencia le hice la pregunta “¿Por qué quieres volver a beber alcohol?“ Pregunta a la que no encontró mucha respuesta, información o justificación. Racionalmente todo indicaría que mantener la abstinencia sería el paso más inteligente y saludable, pero evidentemente los seres humanos no somos seres 100% racionales.

Pero yo ya me callo, os dejo el testimonio o reflexión que Alberto escribió tras su experimento y que hoy quiere compartir contigo:

Buscando los motivos por los que la gente empieza y mantiene el consumo de alcohol en sus vidas me encontré con que hay poquísima información, al menos en español, al respecto en blogs y artículos.

Mi nombre es Alberto, he tenido una adicción al cannabis durante más de 15 años y hace 2 años que no consumo. A los meses de dejar de fumar, pensé que era positivo empezar una terapia de adicción para ordenar mis emociones, pensamientos y descubrir hacia donde quería dirigir mi vida.

Cuando empiezas a consumir cannabis, lo haces entre amigos, de manera recreativa y es una forma de experimentar distintas sustancias, lo mismo un día haces un botellón, que otro, te fumas unos porros entre colegas, esto si lo vas repitiendo y generas un hábito, cuando fumas, te apetece beber y cuando bebes, te apetece fumar.

De esta manera si no tienes control puedes generar una adicción que va de la mano de varias sustancias a la vez, algunas más duras que otras ya que se puede presentar la ocasión en el que las barreras no estén muy definidas y algo que parece ser muy divertido, puede darte un disgusto en forma de accidente, problema legal o una sobredosis a corto plazo y algo peor en el futuro.

En mi caso, habiendo dejado el cannabis, quería saber donde están las alarmas, aquel detonante por el cual puedo tener una recaída, emocional y/o situacional que me puede llevar a consumir de nuevo, un detonante que es denominador común en muchas sustancias es el alcohol.

El alcohol está presente en nuestras vidas en variedades de sabores y colores, es totalmente legal, se publicita a nivel global y se puede comprar en cualquier lugar.
No importa que grande sea la celebración o las penas que uno quiera olvidar, para cualquier evento es necesario tener una bebida en la mano, a quien no le han dicho que no se puede brindar sin alcohol, incluso en nochevieja es tradición.

Durante medio año dejé de beber completamente para poder descubrir como son esas situaciones de confrontación con tus amigos que te preguntan si te pasa algo, si estás enfermo, lo raro hoy día no es pedir 10 cervezas, lo raro o el supuesto rechazo social viene dado cuando uno pide un “Nestea”.

Lo normal es intoxicarse y aquí es donde puedes empezar a preguntarte por qué consumes alcohol, en esta situación estuve cuando buscaba por internet algo de información para documentarme, encontraba razones para dejarlo pero no porque uno mismo quiere seguir bebiendo.

Una vez llegado hasta aquí, me puedo preguntar, ¿Por qué bebo un día que he salido con los amigos? la respuesta más común es “para pasármelo bien” dando a entender que si no bebo, no me lo voy a pasar bien. Al menos en mi caso, mi respuesta estaba condicionada completamente de manera social. También nos pasa cuando decidimos salir del trabajo después de una semana dura y decimos, hoy me voy a emborrachar, yo te pregunto ¿Qué es lo que realmente quieres: disfrutar con tus amigos y conocer gente u olvidar ese malestar que te produce tu situación actual? Creo que también lo puedes tener sin perder el control y arriesgarte a tener malas situaciones.

Puede pasar cuando uno tiene una etapa en la que se encuentra más triste, ya sea por una cosa u otra, el voy a beber para olvidar, pero sabemos que estamos posponiendo un duelo para otro momento, sin enfrentarnos a esas emociones y sentimientos que tienen su tiempo para cicatrizarse, ó yendo un poco más lejos ¿quiero sanar o sentirme mejor a través de una sustancia?

Para mí las celebraciones o las tristezas ya no van acompañadas de alcohol allá donde sean, comparto el rato con familia, amigos o gente que quiera conocer con un refresco el 95% de las veces y esto hace que sea consciente del evento sin necesidad de otras sustancias.

No vas a encontrar mucha información sobre los motivos de seguir bebiendo, creo que uno mismo debe hacer un ejercicio de introspección y preguntarse sobre estos temas, cuáles son las necesidades para pasárselo bien con esta sustancia que nos condiciona tanto socialmente y que no hace que seamos libres a la hora de elegir un día cualquiera si te apetece tomar un refrigerio o una bebida alcohólica, siendo la norma el consumir alcohol para cualquiera de nuestras actividades sociales.

¿Necesitas más información sobre el consumo de alcohol?

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